¿Una doble revolución europea?
Hacia fines del siglo XVIII, en algunos países de Europa se desencadenó una serie de transformaciones de gran magnitud en la economía y la sociedad. Fueron cambios tan profundos que ciertos historiadores, como Eric Hobsbawm, hablan de una “doble revolución europea”: La Revolución francesa y la revolución industrial. Otros historiadores, en cambio, discuten sobre la conveniencia de usar el concepto de “revolución” para caracterizar dichos procesos.
El siglo de las luces
En el siglo XVIII aumentó el interés por conocer el mundo a través de la razón. Continuando la tradición del Renacimiento y del siglo XVII, los pensadores de la ilustración trasladaron su reflexión a la sociedad humana. Nuevas ideas en torno a la organización del gobierno y la economía sentaron las bases del mundo moderno.
La ilustración o el reinado de la razón
Desde Copérnico hasta Newton, los filósofos y hombres de ciencia abrieron el camino de la razón como instrumento de conocimiento. En el siglo XVIII, la autoridad de los filósofos antiguos dejó de ser el argumento para fundamentar una opinión y se impuso “el arte de dudar de todo”. La “luz de la razón” iluminó el siglo.
Por otra parte, los intereses de los “ilustrados” se trasladaron de la naturaleza a la sociedad, al estudio de su organización, de las formas de gobierno y los modos de subsistencia de los pueblos. En otras palabras, los pensadores del siglo dieron un impulso decisivo a nuevas ciencias como la sociología, la política y la economía. No contaron con técnicas de medición como encuestas o estadísticas, pero aplicaron el razonamiento. Más allá del análisis, propusieron formas de organización política y económica con el objetivo de fundar una sociedad mejor. Este pensamiento se sintetizó en una gran obra conocida como La enciclopedia.
El desafío al absolutismo
Los protagonistas de este importante movimiento intelectual fueron los filósofos, escritores, abogados, incluso clérigos y funcionarios estatales. Si bien hubo entre ellos diferentes ideas, todos lucharon contra el poder absoluto. Esto significó enfrentarse al poder arbitrario y desafiar a la Iglesia.
Pensar libremente; expresar la propia opinión sin ser censurado; poder criticar las costumbres, las creencias o las formas de gobierno fueron principios rectores de los ilustrados. Así se los llamó por su cultura, en la que creían como vía de perfeccionamiento humano. Algunas de las nuevas ideas propuestas ya habían sido formuladas, pero en la Ilustración cobraron importancia y se difundieron por Europa y América. Francia fue el centro de irradiación de la Ilustración. En los cafés y salones parisinos, como en las academias de provincia, se reunían escritores y filósofos para discutir de política o de religión. Estaban convencidos de vivir en el comienzo de una nueva era que podía traer la felicidad para el hombre.
Francia bajo el gobierno de Luis XV
La Francia que criticaron los filósofos ilustrados era la que gobernaba Luis XV (1715-1774). Durante su reinado, Francia fue perdiendo poco a poco la importancia militar y política que había adquirido durante el gobierno de Luis XIV. Más preocupados por divertirse y gozar de fiestas y amoríos, Luis XV y su corte llevaron adelante un estilo de vida frívolo y sensual. Los ambientes, los muebles, los adornos, las joyas y la moda de la época se volvieron caros y lujosos.
La ilustración y las revoluciones
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¿Por qué motivos la ilustración se atrevió a desafiar al absolutismo?
Luis XV fue uno de los Reyes más criticados por la ilustración. ¿A qué se debió eso?
Actividad
Completar la línea de tiempo sobre las etapas de la Revolución Francesa. Cópiala en tu cuaderno y completa la misma a partir de la lectura de la presentación.