El país comenzó el siglo en medio de una gran prosperidad. Una sociedad heterogéneas, nutrida con el aporte de inmigrantes, tenía por delante un futuro auspicioso. Sin embargo, el Estado debía pasar aún la última prueba pra su consolidación.
El ciclo expansivo del capitalismo, que se prolongó hasta la primera guerra mundial, permitió el crecimiento de la economía uruguaya sobre las bases del modelo agroexportador. Las lanas superaron a las carnes como rubro exportable y estas, a la mejora del ganado y a la incipiente industria frigorífica, pudieron ofrecer un producto acorde al gusto europeo, dejando atrás definitivamente el tasajo y sus mercados. En el centro y el sur del país comenzó a desarrollarse una cuenca lechera.
La industria mostró un relativo aumento de talleres y fábricas, destinados a abastecer las necesidades básicas de la pobalción, en alimentos, bebidas y sencillas prendas de vestir.
El nuevo puerto fue testigo del auge de las exportaciones que permitieron varios años de balanza comercial favorable y aportaron buenas reservas de oro al Banco República.
Como el resto de América, uruguay registró un aumento demográfico en las primeras décadas del siglo. Este aumento se debió al crecimiento natural de la población y ala continuidad del aporte migratorio. Con predominio de jóvenes y de extranjeros que llegaban con la esperanza de mejorar su calidad de vida, el clima de la sociedad de aquellos años fue optimista.
Montevideo se expandió y se embelleció en lo urbanístico. Un nuevo estrato de clases medias, crecidas al amparo del desarrollo del sector terciario, aportó su voluntad de ascenso social y su sello conservador, temeroso de cambios radicales.
Quienes pertenecían al naciente proletariado, quienes desempeñaban oficios modestos, los sirvientes y gente variada de ocupación inestable vivían en condiciones muy precarias. En este grupo heterogéneo, los trabajadores fabriles, los portuarios y los ferroviarios protagonizaron grandes luchas por la mejora de su salario y sus condiciones de trabajo. Como en el resto del continente, en estos años el anarquismo dominaba en los sindicatos.
En el campo, el sector de estancieron que había protagonizado el proceso modernizador tenía al mismo tiempo su residencia en Montevideo o en al capital departamental, y su poder y prestigio se asentaron. La estanacia-empresa había cambiado las relaciones entre patrón y peón; en esta nueva articulación muchos quedaron fuera. Los expulsados a raíz de las innovaciones tecnológicas fueron la tropa de reserva de las últimas rebelinoes. En el norte, donde aún persistían tradiciones de viejo cuño caudillesco, protagonizaron las últimas guerras civiles.
José Batlle y Ordóñez
Saladero "Santa María" (tomado del blog del Prof. Miguel Lagrotta)
https://profelagrotta.blogspot.com/2011/05/el-uruguay-de-la-primera-modernizacion.html
El triundo del gobierno en la guerra de 1904 fortaleció el poder de José Batlle y Ordóñez como jefe del EStado y de partido. Tanto él como su sucesor imprimieron a la primera década del siglo el sello de importantes realizaciones.
Edificio de la Facultad de Derecho (UDELAR)
La guerra civil absorvió la atención del presidente durante los dos primeros años de su ejercicio. Firmada la paz, quedaba el compromiso de buscar una solución que evitara futuros conflictos. Batlle, no obstante, creía uqe la dirección del Estado requería unidad de acción, y a su entender esto solo era posible con un gobierno de partido. De modo que siguió practicando el exlusivismo colorado. La ley de reforma electoral de 1904 no resolvió los problemas y fue el germen de nuevos levantamientos blancos.
Con gabinete partidario y mayorías parlamentarias, Batlle desplegó un programa que anunciaba algunos de sus grandes principios de acción.
En lo económico, amparó el desarrollo industrial, sobre todo en los sectores azucarero y textil; amplió las obras de la usina de luz eléctiraca y desarrolló un amplio plan de construcción de caminos y carreteras. Estas corrían paralelas a la red ferroviaria, como forma de competir con la hegemonía inglesa en las comunicaciones. Además, la confianza generada por la paz y una administración austera de los dineeros públicos permitieron rescatar gran parte de la deuda en el exterior y convertirla en deuda interna.
En materia social, el presidente envió al parlamento, en 1906, un proyecto de ley de reducción de la jornada laboral. El tema tenía antecedentes, pues los nacionalistas Carlos Roxlo y Luis Alberto de Herrera habían presentado un proyecto similar el año anterior. La propuesta presidencial buacaba reglamentar y disminuir progresivamente las horas trabajadas, según tipos de tareas, y proteger la situación laboral de niños y mujeres. La iniciativa no prosperó y su discusión se prolongó durante casi una década. También en relación a los derechos laborales se fundó en este período la Caja de Jubilaciones Civiles.
La educación para Batlle era una herramienta fundamental. Durante su primera presidencia se creaeron nuevas facultades -la de Comercio y la de Veterinaria y Agronomía- y se proyectaron diez liceos departamentales. Además, se votaron recursos para la construcción de los locales de la Facultad de Medicina, la sección de Enseñanza Secundaria y el edificio central de la Universidad.
El segundo período de gobierno de José Batlle y Ordóñez mostró en plenitud su pensamiento y su capacidad de acción. En el campo económico introdujo el concepto y la práctica del "Estado interventor".
El largo viaje por Europa enseñó a Batlle muchas cosas, entre ellas, que los países jóvenes -como el Uruguay de entonces- carecían de una clase empresarial con capital e iniciativa para ciertos emprendimientos. A diferencia de la empresa privada, el fin del Estado no era el lucro sino el servicio a la sociedad, de ahí que, a criterio de Batlle, los servicios esenciales para la población debían estar en manos del Estado. Dejarlos a cargo de la iniciativa privada, que impondría su interés particular por encima del general, era correr el riesgo de que la población careciera de ellos o los pagara muy caros.
Estación "Midland" (Salto, Uruguay)
El "Ferrocarril del Norte" (Uruguay)
Casi todos estos servicios estaban por entonces en manos privadas, en general inglesas. Las inversiones británicas en Uruguay eran considerables y se extendían a todos los ramos de la economía. Esto implicaba una importante fuga de divisas hacia el exterior, que Batlle pretendía retener en el país. Desde el comienzo de su segundo mandato, el presidente cargó las baterías contra el predominio británico.
En 1911 decretó el monopolio de la mayor parte de los seguros, una activdiad que generaba muchas ganancias. La resistencia británica -que dominaba el negocio- fue grande, por lo que Inglaterra logró que algunos seguros quedaran excluidos del monopolio. La mayoría, sin embargo, solo pudo ser gestionada a partir de entonces por el Banco de Seguros del Estado, que se creó con ese fin.
Con los ferrocarriles -otro dominio inglés- el batllismo aplicó distintas estrategias. Impulsó la creación de una red ferroviaria nacional, que recién se concretaría en 1915 con la fundación de la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE), pero al mismo tiempo fomentó la construcción de carreteras paralelas a las vías férreas. Esta iniciativa no solo respondía al aumento del tránsito de autos y caminoes, sino a que al ofrecer una alternativa, obligaba a los ingleses a bajar las tarifas y los fletes del ferrocarril. Para concretar esta medida -como otras- contóo con la ayuda del capital estadounidense, interesado en la expansión de la industria automotriz y en desplazar a Inglaterra de los mercados de los países americanos.
Contrariamente a su decidida política en la industria, la banca o los servicios, Batlle apenas ensayó modificaciones en el agro. Del agro dependían las divisas que permitían financiar el programa batllista; la resistencia de los sectores conservadores de la industria y el comercio ya era muy grande y así evitaba sumar otro miembro al frente opositor. Aunque creía que la propiedad debía cumplir una función social, solo aplicó moderados impuestos al latifundio y a la herencia. En cambio, alentó proyectos de colonización agrícola, incentivó la tecnificación del agro y creó la sección de Crédito Rural en el BROU, para asistir financieramente a los productores agropecuarios.
También en 1911 pasó al Estado la cartera de créditos hipotecarios del quebrado Banco Nacional, cuyas acciones estaban en manos privadas. El Estado las transfirió y creó el Banco Hipotecario que al igual que el Banco de Seguros proporcionó al país grandes ganancias durante más de una década.
La estatización más relevante, sin embargo, fue la del Banco República, que se completó entre los años 1911 y 1913. El BROU había sido creado como banco misto, con un 50% de capital estatal y otro 50% privado, pero este último nunca se integró porque el sector no mostró interés. Mediante leyes sucesivas, Batlle pasó el 100% de la institución a manos del Estado y dispuso una serie de medidas que lo confirmaron como banco sovlente y confiable.
La generación y distribución de energía eléctrica fue estatizada en 1912 con la creación de las Usinas Eléctricas del Estado, que intentaba extender el servicio a mayor cantidad de genete y reducir las tarifas. También se fundaron ene este período el Instituto de Geología y Perforaciones, el Instituto de Química y el Instituto de Pesca. En sus distintos cometidos, estos organismos estatales buscaban reducir la dependencia del país en materia energética y diversificar la producción industrial.
Edificio en el que funcionaba la primera sucursal del BHU en 25 de mayo y Rincón (Montevideo)
Casa Matriz del BROU (Montevideo)
El pensamiento social batillista fructificó en una extensa serie de leyes y de proyectos de ley.
La discusión que dominó el período fue la de la jornada laboral de ocho horas, fuertemente resistida por las cámaras empresariales y las clases conservadoras de ambos partidos. Finalmente, la ley fue promulgada en noviembre de 1915 bajo la presidencia de Feliciano Viera. se aprobaron también otras leyes relativas a horarios laborales, regulación del trabajo de menores -prohibiéndolo a menores de 13 años-, determinación de un día a la semana de descanso obligatorio y de cuarenta días de licencia para la mujer embarazada.
Muchos proyectos de ley presentados en el período tuvieron aprobación posterior al mandato de Batlle. Entre ellos, los de prevención de accidentes de trabajo, indemnización por despido y pensiones a la vejez.
Por último, varias otras cuestiones planteadas no recibieron snación legislativa, como la idea de fijar salarios, horarios y reglamentaciones en negociaciones bipartitas entre patronos y trabajadores., seguro de salud obligatorio y descanso de una semana cada seis meses.
El conjunto de leyes y proyectos promovidos en la segunda presidencia de Batlle forman un corpus excepcional en el continetne, que caracterizó al uruguay como un país de legislación social avanzada.
Otras iniciativas gubernamentales se ocuparon de la cuestión educativa.
Entre las disposiciones más importantes estuvo la determinación de la gratuidad de la enseñanza secundaria. En este sentido, se continúo apoyando la extensión de los liceos departamentales y se inauguró la sección de Preparatorios en Salto y Paysandú. Se aumentó el número de esucelas industriales, se fundó la Escuela de Arte Dramático y la Comisión Nacional de Educación Física. Esto demostraba una búsqueda de educación integral. la creación de la Sección Femenina de Secundaria y Preparatorios -en 1912- daba cuenta de la voluntad de dar oportunidad a las mujeres de una educación de este nivel, algo poco común en aquella época.