Fragmento de “Historia Económica de Uruguay” (Ramón Díaz)
El esfuerzo colonizador del Imperio español se hizo, en lo económico, con los ojos puestos en la minería de metales preciosos. De ahí que los virreinatos (descuidando la cronología en beneficio del orden geográfico: México, Bogotá, Lima) describiesen un eje a lo largo de las cordilleras auríferas y argentíferas, dejando de lado alguna de la tierra más feraz del mundo, como sin duda lo es la pampa húmeda. Para ello pueden haber incidido varios factores. En primer término, como es natural, la falta de una riqueza minera en ningún aspecto comparable con la de la región andina. En segundo lugar, el hecho de que los indígenas de la zona platense no conocían la agricultura, ni habían por tanto desarrollado ningún producto desconocido en el Viejo Mundo, como sí lo habían hecho otras regiones del Nuevo, con su contribución original a aquel de nuevos artículos de consumo, como las papas, el maíz, el tabaco, el caucho, y muchos otros. En tercer lugar, la escasísima densidad demográfica reducía las posibilidades de crecimiento de cualquier actividad intensiva en mano de obra. En cuarto término, la disponibilidad de pasturas naturales de inusitada extensión para los europeos les otorgaba una señalada ventaja para la práctica de la ganadería. A ello se agregaba la “siembra” de ganado vacuno y yeguarizo realizada por las autoridades españolas. En el actual territorio uruguayo, esa siembra se debió a Hernando Arias de Saavedra, el apócope de cuyo nombre -Hernandarias- lo ha inmortalizado. Siendo gobernador interino de las provincias del Plata, a la sazón parte del Virreinato de LIma, en 1611 y 1617, introdujo ganado vacuno, mientras que el yeguarizo lo había precedido en 1574, traído de Asunción por su suegro Juan de Garay, multiplicándose rápidamente ambas especies y con ello otorgando a las interminables praderas vacías una dirección económicamente ostensible.
Imagen que representa el trabajo rural realizado durante los siglos XVIII y comienzos del XIX.
¿Cómo definir la actividad que de tal modo se generó a fines del siglo XVI y principios del XVII? No se trataba de ganadería, ya que el ganado había pasado a formar parte de la fauna indígena, y no era preciso criarlo, sino solo faenarlo y aprovechar los cueros y la grasa de donde se elaboraba el sebo para las velas y jabón. Tratábase más bien de una industria extractiva. Según Esteban F. Campal, las praderas constituían “el hábitat natural de estirpes homogéneas de ganados cimarrones formados por selección natural -en el sentido darwiniano- y concentración espontánea en los mejores campos naturales. La referencia a una selección natural darwiniana, guiada por tanto por la supervivencia de los más aptos, debemos interpretarla como indicativa de que un ganado salvaje y agresivo había sustituido al manso introducido por los españoles al cabo de un lapso secular sin el contacto protector del ser humano, de donde el adjetivo “cimarrón” que se le aplica vale decir “montaraz” o “salvaje”. La transcripción continúa: “Tanto en las ‘vaqueadas’ para formar ‘vacadas’ o rodeos de ganados mansos [...] como también las ‘correrías’ para faenas de cueros, sebo y grasa, estas vaquerías de vigorosos cornúpetos fueron desde el principio las más disputadas, por lo menos en la Banda Oriental. Constituyeron en nuestro territorio los focos de atracción de las corrientes depredatorias que abrieron los cauces del comercio clandestino y del dominio territorial, tras los cuales, siguiendo idénticos caminos, se fueron asentando las poblaciones estables”.
La idea de una “ganadería predatoria” se repite en la literatura sobre el tema. Por ejemplo, Tulio Halperin Donghi, al destacar que el crecimiento económico en el litoral rioplatense alcanzó “un ritmo afiebrado” recrimina a la región el haber practicado “una ganadería destructiva, que caza y no cría el vacuno”. Se trata de una confusión. Es cierto que se caza el vacuno, pero no se trata de ganadería, porque ningún ganadero depreda su capital. Cuando los primeros rioplatenses llegan a la zona se encuentran con copiosas existencias de vacunos, que carecían de dueño, y que no pueden haber dejado de interpretar como un don de la naturaleza, que no se les puede reprochar que aprovechasen. Sin embargo, los más emprendedores de los agentes no dejan que los bovinos se transformen en una especie en extinción. Descubren que la solución consiste en invertir recursos para domesticar los animales mediante una cruza selectiva (selective breeding), junto con la vigilancia y el cuidado de los rebaños. De modo que durante cierto lapso coexisten la caza y la ganadería, pero, en cuanto a actividades económicas, se pueden distinguir perfectamente la una de la otra: la primera intensiva en recursos naturales, la segunda en tierra y capital.
Aunque aquella fue la “edad del cuero” en el Río de la Plata, en la cual un número excepcional de enseres solían ser elaborados con ese material, la producción no se limitó a satisfacer la demanda local, sino que en buena parte fluyó al mercado internacional. Poseemos información sobre las exportaciones desde Buenos Aires, que pueden estimarse representativas de la región y que ofrecemos en el siguiente cuadro.
ACTIVIDAD:
1) A partir de lo trabajado sobre Mercantilismo, busca en el texto una relación entre la tardía colonización de la región platense y este sistema económico. Enumera, además, otros factores que pudieron influir en el "desprecio" de la corona española en estos territorios.
2) ¿Qué elemento geográfico determinó que la ganadería fuera la primera actividad económica desarrollada por los europeos en la cuenca platense?
3) El economista Ramón Diaz cuestiona la afirmación de que lo que se practicó en tiempos de la colonia en nuestro territorio fuera ganadería. ¿Qué nombre recibe esta práctica?
5) Observa la tabla. Explica con tus palabras la información que ella nos brinda respecto a las exportaciones de cuero.