Entre 1945 y 1955, el Uruguay vivió su década dorada. Propiedad, democracia estable y sociedad integrada lo convertían en “la Suiza de América”. Pero la crisis comenzó a dar señales a mediados de los cincuenta.
Años de riqueza
La fórmula ganadora en noviembre de 1946 llevó a la presidencia a Tomás Berreta y a la vicepresidencia a Luis Batlle Berres, sobrino de José Batlle y Ordóñez. Ambos representaban distintos sectores del Partido Colorado: el primero era conservador, como los hijos de “don Pepe”, conocidos como “el grupo del El Día” (en referencia al diario capitalino propiedad de estos). Luis Batlle, en cambio, seguía los pasos de su tío y era partidario del intervencionismo estatal y de una amplia legislación social. Berreta murió a los pocos meses de asumir y Luis Batlle, Luisito, accedió a la primera magistratura en agosto de 1947.
Uruguay poseía importantes reservas de oro y divisas (dólares), gracias a que la segunda guerra mundial había significado un período de demanda sostenida de sus productos. El índice de crecimiento global de su economía estaba entre los más altos del mundo. Cuando esta bonanza empezó a decaer, a raíz de la recuperación europea, la guerra de Corea permitió otra alza de las exportaciones. Era el Uruguay feliz de comienzos de los años cincuenta.
Luis Batlle Berres
La política económica del Neobatllismo
El gobierno de Luisito no fue una réplica del primer batllismo. Las circunstancias nacionales e internacionales habían cambiado y las ideas no eran exactamente iguales. En términos generales sí puede decirse que hubo una continuación de la preocupación por lograr una armonía de intereses sociales, en la que el Estado debía proteger a los más débiles. El eje de la política neobatllista fue la promoción de la industria, especialmente la de sustitución de importaciones. En esto, el país no difería de otros del continente. Para ello, el gobierno aplicó una batería de herramientas preferenciales, como créditos baratos, exoneración de impuestos y subsidios, que dieron impulso a la industria de bienes de consumo. Este desarrollo benefició la actividad de otros sectores, como el comercio y los servicios, generando empleo. Entre 1945 y 1955 llegó incluso a tomar impulso la industria eléctrica, la metalúrgica y la de derivados del petróleo.
DOCUMENTOS
Los beneficios de la industria: “Al lado de la industria que crea la clase media, al lado de la industria viene el salario bien remunerado del obrero, al lado de la industria viene el capital, al lado de la industria viene toda la organización administrativa bien paga, al lado de la industria se realiza y hace toda una riqueza que se reparte entre todos los trabajadores porque la industria lo que necesita son brazos, y entonces a los brazos es a donde llega en reparto justo la ganancia que provoca esta industria”
El crecimiento del Estado
Como consecuencia de la segunda guerra mundial, Inglaterra quedó endeudada con Uruguay. Como parte del pago de la deuda el Estado uruguayo adquirió las empresas británicas que operaban en el país. De este modo surgieron en 1948: la Administración de Ferrocarriles del Estado (AFE) y en 1950: las Obras Sanitarias del Estado (OSE). Los tranvías se habían nacionalizado en 1947 con el nacimiento de la Administración Municipal de Transportes (AMDET).
Políticas sociales
Para el Neobatllismo, la prosperidad debía promover una sociedad justa; el Estado debía plantear medidas que permitieran una distribución más equitativa del ingreso. Así, se continuó la legislación laboral iniciada en los años cuarenta, propiciando acuerdos tripartitos (Estado-empresarios-trabajadores), aumentos salariales, la ayuda económica para la compra de productos de la canasta básica, el apoyo a la salud y a la enseñanza pública. Luis Batlle afirmaba que “apresurarse a ser justos es luchar por el orden”. Esta definición planteaba anticiparse a los conflictos sociales para evitar la lucha de clases.
Nueva Constitución y Crisis del modelo neobatllista
En las elecciones de 1950 triunfó el candidato del batllismo, Andrés Martínez Trueba, pero su mandato duró apenas un año. El margen por el que ganaron los colorados fue muy estrecho, por lo que se debió hacer acuerdos con los blancos para obtener mayorías parlamentarias. Desde el Partido Nacional y algunos sectores colorados se buscaba frenar el regreso de Luis Batlle Berres a la presidencia, por lo que se promovió una reforma constitucional que estableciera una forma de gobierno por Colegiado a través de la Constitución de 1952. El intento por bloquear el ingreso de Luisito no tuvo éxito, porque en las elecciones siguiente la Lista 15 ganó por mayoría abrumadora.
El segundo Colegiado (1955-59) reeditó la política neobatllista, pero la coyuntura ya no era la misma. El final de la guerra de Corea encontró al país con un sector agropecuario estancado y descontento, que sentía que sus ganancias sostenían una industria mantenida gracias a los subsidios y los beneficios estatales. Por otra parte, a medida que menguaban las exportaciones también disminuían las divisas para comprar bienes de equipo e insumos para las fábricas. Las mejoras salariales y laborales se hicieron sentir en los costos patronales. El Estado-empresa se fue convirtiendo en Estado-Empleador, absorbiendo la desocupación creciente, pero contribuyendo al crecimiento de la burocracia. El clientelismo y la corrupción fueron ganando las prácticas del gobierno: empleo público y jubilación a cambio de votos. Los enemigos de este modelo hicieron oír sus críticas, mientras que en el consejo de gobierno era cada vez más difícil llegar a acuerdos. La crisis del sistema estaba en puertas.
Actividad
1. Señala los factores externos e internos que hicieron del Uruguay un país que se destacó en materia política y económica.
2. ¿Por qué el Neobatllismo apostó por la industria? ¿Qué sectores se manifestaron contrarios a esta postura?
3. Averigua qué características tenía el Gobierno Colegiado establecido por la Constitución de 1952.